El consumo de pescado azul es una manera de aportar Omega 3 a nuestra dieta, podemos mejorar ésta complementar mejorando esta, consumiendo directamente la grasa procedente de estos pescados y que acumulan para protegerse de las bajas temperaturas.
No obstante deberíamos tener en cuenta que los peces en su cadena alimentaria acumulan tóxicos perjudiciales para la salud en los humanos:
· metales pesados
· dioxinas
· PCB (compuestos organoclorados)
Por este motivo es importante garantizar la pureza y el filtrado del aceite de pescado.
La tradición de pescar especies marinas en aguas frías y poco contaminadas del Océano Ártico y Atlántico de países como Islandia, Noruega o Dinamarca, hace que hayan sumado una dilatada experiencia en procesos de fabricación y distribución del aceite de pescado. A consecuencia de ello, estas sociedades se han visto beneficiadas, teniendo una dieta mucho más rica en Omega 3.